viernes, 5 de febrero de 2016

Ahí están. Es lo que son.

Multitud, por Guzmán Lozano. Creative Commons, en Flickr.
Mire, ahí están. Aunque les ignoremos, aunque nos escandalicemos, aunque los condenemos, ahí están.

Surgieron del mismo material cósmico del que provenimos usted y  yo. Van y vienen por la superficie del mismo planeta en que usted y que yo nos movemos. Viven en soledad, o en compañía. Pagan cuentas, riegan el jardín de sus casas, compran un helado a sus hijos, a sus sobrinas o a sus nietos, preparan una cena para las amigas, se van de fiesta con los amigos. Tienen trabajo, o no lo tienen. Tienen certezas, tienen dudas. Pueden rezar, o pueden no hacerlo. Lloran, ríen, se enfurecen, bailan, cantan, se toman tiempo para una pausa, piensan y sienten. En muchas ocasiones no se animan a expresarse y todavía hay un grupo grande de personas que no deja que se expresen. ¿Formaremos usted y yo parte de ese grupo?

También son capaces de dar la mano a quien lo necesita. Pueden denunciar injusticias, tanto las que padecen como las que padecen otros. También pueden ayudar a devolverle la palabra, y con ella la dignidad, a quien lo necesite. Pueden cometer la locura de dar la vida por hacer lo correcto, como Hana en Los padrinos de Tokioaquella película hermosa japonesa.

Se salieron del binarismo, de la manía de clasificar todo de a pares, de la locura de fabricar y justificar fronteras bien delimitadas, infranqueables. Hay quien dice que son la prueba de la decadencia de los tiempos que corren. Pero sucede que siempre han estado ahí, desde los tiempos de la abuela Lucy. ¿No será que quienes les rechazan son los que en realidad decaen?

Ejercen la ciudadanía por el simple hecho de existir, de ser. Pueden movilizarse, pueden trabajar por una causa que beneficie a la sociedad. Pueden debatir, argumentar, liderar.

Pueden acertar o equivocarse, como todo ser humano, pero lo que son no es un error o un defecto de fábrica. No son un proyecto fallido de una deidad creadora fracasada, cuyos profetas condenan con grandes gritos sus cuerpos, sus mentes, sus deseos y sus expresiones.

Son lo que son. Son quienes viajan con banderas llamadas diversidad sexual, identidad de género, orientación sexual. Tienen muchas formas de manifestarse: lesbianas, gays, homosexuales, heterosexuales, bisexuales, intersexuales, transexuales, transgéneros, travestis, queers... 

Mire, ahí están. Aunque les ignoremos, aunque nos escandalicemos, aunque les condenemos, ahí están. ¿Nos animaremos a detener la rueda de la ignorancia, bien dispuesta siempre a aplastarles? 



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